Quiero abrir esta entrada con una frase de Charlie Parker:

«La música es tu propia experiencia, tus propios pensamientos, tu sabiduría. Si no la vives no va a salir de tu cuerno. Te dicen que hay una línea limitadora para la música. Pero no hay fronteras para el arte.»

Y es que hacer este ejercicio ha sido entre difícil y sanador, comencé por la canción de «Games without frontiers» de Peter Gabriel, quise entender bien la letra y el videoclip, busqué las similitudes que pensé que el autor estaba escondiendo en ella. De ahí extraje este diagrama de conceptos:

Me gustaba mucho el paralelismo que hacía entre la guerra y los juegos olímpicos y, quise interpretar, la idea era hacer un llamamiento para dejar de disputar las cosas con violencia y muerte, para debatirlas con práctica, talento y esfuerzo.
Hice un paralelismo entre los soldados y los atletas, el cómo ambos podían representar a su nación y luchar por una victoria, con la diferente de que uno cobra vidas y el otro medallas.
De ahí mi dibujo, la idea de una luchadora que deja atrás la guerra, rompiendo su uniforme para luchar representando a su país en las olimpiadas. El fondo también cambia, mimetizando una valla de madera con el palo donde se hace gimnasia artística. He buscado una postura que, a su vez, mostrara la libertad de dejar la guerra atrás.

Luego, ya con el alma sensible por el tema, me puse a pensar en el concepto de frontera, además de mirar los recursos que nos dieron quise dedicar un rato a pensar qué eran para mi las fronteras, ¿las he vivido? ¿conozco a alguien que se haya encontrado con ellas? Hice una lluvia de conceptos varios, que plasmé en este diagrama.

Quise trabajar las fronteras de la pobreza, esos límites tanto intangibles como tangibles, cosas claras como vidas marcadas por los recursos que tienen los niños. Vivimos en la cultura del esfuerzo, donde nos dicen que podemos llegar a cualquier lugar si nos esforzamos lo suficiente, pero la realidad es que hay fronteras que solo se levantan para las personas menos favorecidas. De ahí mi ilustración, dos niños, dos realidades muy diferentes, uno con un terreno preparado, lleno de cosas básicas como naturaleza, juguetes, libros, comida… Otra agradeciendo a Dios porque, no sabe de donde, pero le cae algo de comida para llevarse a la boca.

Mi idea para este collage es jugar con fotografía para hacer la zona del niño (Que ocupa casi toda la hoja) con fotografía y color (sin exceder el 50%), la de la niña con ilustración, blancos negros y como único color el bocadillo.

A veces pienso qué sería de los humanos si no tuviéramos las fronteras, ¿nos consideraríamos humanos? O tal vez, solo tal vez, podríamos llamarnos sencillamente personas, o incluso Arte.